“La guerra se hace con buenos planes, y en la multitud de consejeros está la victoria” Proverbios 24:3. La Biblia, Versión RV60
Estimada comunidad de ECEN me dirijo a Uds: a cada docente a cada familia, niñas, niños y adolescentes con el afecto, consideración y respeto que se merecen.
Estamos atravesando la mayor crisis humanitaria de la que tengo memoria. Por conflictos contemporáneos locales sufrió mucha gente, niños y adultos ¿ quién no recuerda las fotos que venían de Biafra en los años setenta? Aquí por la compasión de los médicos nació la agrupación Médicos Sin Fronteras. Catástrofes han ocurrido en Libia, Siria, hemos visto cientos ahogados en el mar Mediterráneo, en América enormes migraciones, dando lugar a miles de desplazados caminando a supuestos lugares seguros… todas estas situaciones estaban lejos de nosotros.
Hoy la globalización, coronavirus mediante, nos muestra que todas las personas estamos frente a un desastre universal.
Ante esta realidad, el drama de pronto se volvió personal, nos toca a todos individualmente, a cada integrante de la familia, pero individualmente no se salva nadie. Este es el punto: individuos forman una familia, un grupo pequeño encerrado entre cuatro paredes y me pregunto ¿Cuál es la consigna de un trabajo obligado? ¿Cuál es el deber? ¿Son deberes escolares? ¿Son deberes sociales? ¿Quién toma la posta en casa y hace la ronda de preguntas y respuestas? ¿Cuántos años tiene la familia? ¿Cinco, diez, quince o más?
Seguramente de cada aniversario surgen anécdotas de todos colores dignas de contar alrededor del hogar que enriquecerán el árbol genealógico uniendo lazos, dándo fortaleza y esperanza, porque Dios no nos dejará solos, pero debemos hacer planes para ganar esta batalla, considerando que cada familia como decimos siempre “es un mundo” y a toda familia, sin distinción, llama el Señor a refugiarse en la Roca Eterna: Cristo.
Norma Huento, FECEN